03 abril, 2008
afortunada en cuerpo des-afortunado
El viaje en colectivo, se transforma para mi en una situacion muy poco agradable.
Me pongo nerviosa cuando subo y todos me miran, pienso que todos estan debatiendo en silencio quien cederá su asiento.
Una embarazada tiene distíntas aceptaciónes sociales. Generamos en las personas, distintas sensaciones, como por ejemoplo, las personas mas atentas en darnos el asiento son las señoras que rondan los 40 años de edad que por supuesto son mamas. Ellas se paran con entusiasmo y rapidéz, como si felices estuvieran de perder su comodidad. Ellas nos consideran como Diosas que alabar. Con una sonrisa suave a la panza hacen que nos sintamos menos culpables por merecer su comodo lugar.
En el caso de la señora mayor con bastón, no hace falta aclarar que merecen viajar sentadas igual o mas que una.
El caso de las de 18 para arriba es un poco distinto, tardan en cederlo el tiempo que distinguen entre tener 20kg de mas o embarazo, ellas esperan la oportunidad de que otro pasajero se levante antes, y se aferran a esa idea un largo rato.
La mujer de 22 en adelante con su look administrativo o mochila de estudiante, no te lo da tan facilmente por que le da bronca, aun teniendo en su contra, la presión que le demuestra el resto. Está orgullosa de la decision que tomó, y entre cierra los ojos como señal de agotamiento extremo, y se duerme sin sueño.
Los hombre en éste caso con los menos complicados, todas las edades ceden.
Y así es como nos van aceptando, y como nos vamos haciendo un lugar en éste nuevo cuerpo que para el maldíto buen hombre de la carnicería, ya me tenga que decir... señora.
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